La Biblia Reina Valera

Marcos 2

Marcos

Indice

Capítulo 3

1

 

 Y OTRA vez entró en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca. 

 

 


2

 

 Y le acechaban si en sábado le sanaría, para acusarle. 

 

 


3

 

 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate en medio. 

 

 


4

 

 Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábado, ó hacer mal? ¿salvar la vida, ó quitarla? Mas ellos callaban. 

 

 


5

 

 Y mirándolos alrededor con enojo, condoleciéndose de la ceguedad de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y su mano fué restituída sana. 

 

 


6

 

 Entonces saliendo los Fariseos, tomaron consejo con los Herodianos contra él, para matarle. 

 

 


7

 

 Mas Jesús se apartó á la mar con sus discípulos: y le siguió gran multitud de Galilea, y de Judea. 

 

 


8

 

 Y de Jerusalem, y de Idumea, y de la otra parte del Jordán. Y los de alrededor de Tiro y de Sidón, grande multitud, oyendo cuán grandes cosas hacía, vinieron á él. 

 

 


9

 

 Y dijo á sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la barquilla, por causa del gentío, para que no le oprimiesen. 

 

 


10

 

 Porque había sanado á muchos; de manera que caían sobre él cuantos tenían plagas, por tocarle. 

 

 


11

 

 Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. 

 

 


12

 

 Mas él les reñía mucho que no le manifestasen. 

 

 


13

 

 Y subió al monte, y llamó á sí á los que él quiso; y vinieron á él. 

 

 


14

 

 Y estableció doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos á predicar. 

 

 


15

 

 Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios: 

 

 


16

 

 A Simón, al cual puso por nombre Pedro; 

 

 


17

 

 Y á Jacobo, hijo de Zebedeo, y á Juan hermano de Jacobo; y les apellidó Boanerges, que es, Hijos del trueno; 

 

 


18

 

 Y á Andrés, y á Felipe, y á Bartolomé, y á Mateo, y á Tomas, y á Jacobo hijo de Alfeo, y á Tadeo, y á Simón el Cananita, 

 

 


19

 

 Y á Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron á casa. 

 

 


20

 

 Y agolpóse de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan. 

 

 


21

 

 Y como lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle: porque decían: Está fuera de sí. 

 

 


22

 

 Y los escribas que habían venido de Jerusalem, decían que tenía á Beelzebub, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios. 

 

 


23

 

 Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera á Satanás? 

 

 


24

 

 Y si algún reino contra sí mismo fuere dividido, no puede permanecer el tal reino. 

 

 


25

 

 Y si alguna casa fuere dividida contra sí misma, no puede permanecer la tal casa. 

 

 


26

 

 Y si Satanás se levantare contra sí mismo, y fuere dividido, no puede permanecer; antes tiene fin. 

 

 


27

 

 Nadie puede saquear las alhajas del valiente entrando en su casa, si antes no atare al valiente y entonces saqueará su casa. 

 

 


28

 

 De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados á los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren; 

 

 


29

 

 Mas cualquiera que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, mas está expuesto á eterno juicio. 

 

 


30

 

 Porque decían: Tiene espíritu inmundo. 

 

 


31

 

 Vienen después sus hermanos y su madre, y estando fuera, enviaron á él llamándole. 

 

 


32

 

 Y la gente estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos te buscan fuera. 

 

 


33

 

 Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 

 

 


34

 

 Y mirando á los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y hermanos. 

 

 


35

 

 Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. 

 

 


Marcos 4

 

 

 

 

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