La Biblia Reina Valera

Hechos 27

Hechos

Indice

Capítulo 28

1

 

 Y CUANDO escapamos, entonces supimos que la isla se llamaba Melita. 

 

 


2

 

 Y los bárbaros nos mostraron no poca humanidad; porque, encendido un fuego, nos recibieron á todos, á causa de la lluvia que venía, y del frío. 

 

 


3

 

 Entonces habiendo Pablo recogido algunos sarmientos, y puéstolos en el fuego, una víbora, huyendo del calor, le acometió á la mano. 

 

 


4

 

 Y como los bárbaros vieron la víbora colgando de su mano, decían los unos á los otros: Ciertamente este hombre es homicida, á quien, escapado de la mar, la justicia no deja vivir. 

 

 


5

 

 Mas él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún mal padeció. 

 

 


6

 

 Empero ellos estaban esperando cuándo se había de hinchar, ó caer muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, mudados, decían que era un dios. 

 

 


7

 

 En aquellos lugares había heredades del principal de la isla, llamado Publio, el cual nos recibió y hospedó tres días humanamente. 

 

 


8

 

 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebres y de disentería: al cual Pablo entró, y después de haber orado, le puso las manos encima, y le sanó: 

 

 


9

 

 Y esto hecho, también otros que en la isla tenían enfermedades, llegaban, y eran sanados: 

 

 


10

 

 Los cuales también nos honraron con muchos obsequios; y cuando partimos, nos cargaron de las cosas necesarias. 

 

 


11

 

 Así que, pasados tres meses, navegamos en una nave Alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña á Cástor y Pólux. 

 

 


12

 

 Y llegados á Siracusa, estuvimos allí tres días. 

 

 


13

 

 De allí, costeando alrededor, vinimos á Regio; y otro día después, soplando el austro, vinimos al segundo día á Puteolos: 

 

 


14

 

 Donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que quedásemos con ellos siete días; y luego vinimos á Roma; 

 

 


15

 

 De donde, oyendo de nosotros los hermanos, nos salieron á recibir hasta la plaza de Appio, y Las Tres Tabernas: á los cuales como Pablo vió, dió gracias á Dios, y tomó aliento. 

 

 


16

 

 Y como llegamos á Roma, el centurión entregó los presos al prefecto de los ejércitos, mas á Pablo fué permitido estar por sí, con un soldado que le guardase. 

 

 


17

 

 Y aconteció que tres días después, Pablo convocó á los principales de los Judíos; á los cuales, luego que estuvieron juntos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra los ritos de la patria, he sido entregado preso desde Jerusalem en manos de los Romanos; 

 

 


18

 

 Los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar; por no haber en mí ninguna causa de muerte. 

 

 


19

 

 Mas contradiciendo los Judíos, fuí forzado á apelar á César; no que tenga de qué acusar á mi nación. 

 

 


20

 

 Así que, por esta causa, os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy rodeado de esta cadena. 

 

 


21

 

 Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido cartas tocante á tí de Judea, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado ó hablado algún mal de ti. 

 

 


22

 

 Mas querríamos oir de ti lo que sientes; porque de esta secta notorio nos es que en todos lugares es contradicha. 

 

 


23

 

 Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde. 

 

 


24

 

 Y algunos asentían á lo que se decía, mas algunos no creían. 

 

 


25

 

 Y como fueron entre sí discordes, se fueron, diciendo Pablo esta palabra: Bien ha hablado el Espíritu Santo por el profeta Isaías á nuestros padres, 

 

 


26

 

 Diciendo: Ve á este pueblo, y di les: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis: 

 

 


27

 

 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y de los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos taparon; Porque no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane. 

 

 


28

 

 Séaos pues notorio que á los Gentiles es enviada esta salud de Dios: y ellos oirán. 

 

 


29

 

 Y habiendo dicho esto, los Judíos salieron, teniendo entre sí gran contienda. 

 

 


30

 

 Pablo empero, quedó dos años enteros en su casa de alquiler, y recibía á todos los que á él venían, 

 

 


31

 

 Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento. 

 

 


Romanos 1

 

 

 

 

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